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El
lazo
Acariciaba el reloj con el
dedo pulgar. No respondía a ninguna pregunta. Hay puentes demasiado elevados sobre ríos demasiado anchos y profundos,
pensaba Marcos.
- (D) La víctima es víctima desde su
nacimiento.
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(M) Quiero pensar que no.
- (D) Marcos, tu siempre tan romántico. Los que
nacen jodidos, viven jodidos y mueren de la misma forma.
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(M) Y los polis estamos …
- (D) Para poco, la verdad. Cogemos a los
malos, calmamos conciencias, pero rara vez el castigo es justo. Si se nos
escapan, alimentamos la ira, mala aliada. Si nos tomamos la justicia por
nuestra mano, se nos da caza, mal asunto. En fin, tú me dirás.
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(M) Mirado de esta manera, nuestro papel
parece inútil.
- (D) No, no del todo, somos los buenos y como
poco, creamos confusión.
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(M) Ja, ja…eres perverso, Daniel. Entremos,
hay que seguir.
Huellas,
balística, psicólogos…nada sirve; cuando la razón se tambalea, la frustración
maneja los sentidos. El tiempo y los silencios son tan necesarios como
molestos. El sujeto es acorralado, en un segundo todo acaba y en el mismo
instante todo comienza.
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(D) ¿Conocía usted a la víctima?
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(S) No
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(M) La eligió, sin más…
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(S) Sí.
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(M) ¿Entonces? ¿Por qué ella?
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(S) Da igual quien sea.
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(D) ¿Se cree Dios?
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(S) Dios es más duro que yo, créanme.
Tantas
veces como niegues tu culpa, intentaré vencerte. El castigo no
remedia la silenciosa herida. Repliega
las voluntades. Contaminan las miradas, la vida duele cada mañana,
aunque no nos percatemos. Merman las
posibilidades y el acontecimiento ya no es el objetivo.
(D) ¿Me excedí?
(M) ¿Por el puñetazo? No,
se lo merece.
(D) ¡Pues no se cree Dios!
me ofende.
(M) A mi me ofende el
asesinato, Daniel. Matan y todos morimos un poco, algo desaparece y algo se
instala y se pega a la espalda, con un peso incómodo difícil de llevar, de ahí
la tensión en la nuca, nos convertimos en objetivos en potencia. Le puede pasar
a cualquiera.
(D) ¡Tu jodido azar!
(M) No voy a discutir, el
asesino es él. Tenemos que volver.
Daniel y Marcos volvieron a entrar
en la sala. El sujeto miraba correcta y
amablemente, hecho que aún desesperaba más a Daniel. Era como hablar al
aliento, no parecía haber nadie en frente de ellos. Estaban acostumbrados a los
interrogatorios, pero esta vez era diferente.
- (D) Díganos
¿cómo empezó?
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(S) ¿A matar?
- (D) Sí, ¿por qué no? Así quizás y solo digo
quizás, podamos entenderle.
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(S) ¿Mejora la situación si me entienden?
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(D) No.
- (S) Eso me parecía. Bien. Salí a correr, ya
saben, para mantenerme en forma. Al cabo de un rato me percaté que mi alma
corría más lenta que mi cuerpo. Me paré y la esperé, me gritó ¡basta! ya no
puedo más. Entonces vi como chapoteaba rabiosa en mis lágrimas, estaba
enfurecida y yo en peligro. Simplemente se tornó negra y obedecí.
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(D) ¿Nos está tomando el pelo?
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(S) No.
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(D) ¿Tú le escuchas, Marcos?
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(M) Y ahora obedece y mata. ¿Por qué les pone
un lazo en la muñeca a las víctimas?
- (S) Para diferenciarlas de las víctimas que
mueren por tropiezos terrenales, odio, fracasos…ya le dije que Dios era más
duro que yo.
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(M) Se equivoca, éste no es su estilo.
Marcos empezaba a sentirse
exhausto. Las imágenes en el corcho vuelven la vida de un color indefinido.
Cada chincheta sujeta una derrota, se confunden los latidos con la fe. Ahora
queda encontrar la trastienda del corazón.
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(M) Hemos encontrado los cuerpos, 5 para ser exactos.
¿hay más?
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(S) Ese es su trabajo, no el mío.
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(M) No se ajustan a un patrón…
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(S)Todos se sientan en cuclillas y se apoyan
en la pared ¿los ha visto alguna vez? Son los que pierden nada más nacer.
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(M) Y usted, los libera.
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(S) Yo me adentro en el puente. ¿Usted qué
hace?
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(M) Protegerles de las alimañas.
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(S) Cambie un suspiro y trastocará el mundo,
aspire una sola lágrima y se le encharcarán los pulmones, ¡tiene que ser más
fuerte que yo! entonces me vencerá.
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(M) ¿Por qué los humilla?
- (S) La muerte es la muerte. Una vez muertos,
no hay humillación posible, son ustedes los humillados cuando ven reflejada su
incapacidad en los cuerpos. La noche perdurará y a las alimañas como yo, nos
arrastrareis por inhóspitos parajes, cambiareis las señales para que no podemos
llegar, aún así el mal hará acto de
presencia.
- (M) ¡Cállese! ¡acabaré con usted!
- (S) No puede, ya ha aspirado demasiadas
lágrimas, quizás su compañero Daniel, aunque aún no sepa cómo hacerlo.
- (M) Puede apostar a que sí, no subestime la
utilidad de los muertos.
bequi
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